Abril

Empieza a correr el mes de Abril, mi mes favorito del año. Me encanta porque es cuando oficialmente se empieza a calentar nuestra zona del mundo y siento venir el verano con todo. Me encanta porque también hay (o había) un perfume delicioso que se llamaba así… Abril. Un día se me cayó un frasco casi nuevecito y me baño olió a Abril todo un año. Abril está lleno de cumpleaños pero el mejor de todos (para mí es el mío) y tal vez ya se dieron cuenta porqué es mi mes favorito.

A unos cuántos días de festejar mi vida y una vuelta más al Sol me encuentro nuevamente cercana a la muerte. Falleció una amiga de mi mamá que a través de los años se convirtió también en mi amiga. Esta vez no me invade la profunda tristeza con la cual estoy tan familiarizada, porque ella no lo hubiera querido así. Nuestra amistad consistía en llamadas telefónicas a distancia en las que platicábamos de 3 temas recurrentes: banalidades de la vida, comida y técnicas de cocina y sobre la vida y la muerte. Hace un par de años le confesé mi miedo a la muerte y ella me dijo que no tenía que ser así. Y me definió lo que era para ella. Me describió un paraíso y hoy estoy tranquila de pensar que ella está en la vida que se imaginó después.

Con pérdida tras pérdida quisiera pensar que me estoy empezando a acostumbrar que poco a poco los que queremos se van y el mundo se empieza a regenerar. Quisiera poder escribir que entiendo un poco más la muerte y no me causa tanto conflicto. Pero la realidad es que no. La otra realidad es que es un factor que no puedo cambiar así que he empezado a aceptar como una idea intangible que la muerte es lo que le da valor a la vida.

Y si eso es cierto… voy por buen camino.

A veces dudo si renunciar a mi trabajo fue una buena decisión y hoy me encontré con una lista que escribí en Marzo de 2016 sobre porqué quería renunciar (desde entonces quería). Dentro de esas 35 razones estaba que quería pasar más tiempo con mi adorada perrita Lola.

Leer eso fue una cachetada de la vida y al mismo tiempo una suave caricia en mi cabeza como una vieja sabia que te dice que todo está bien. Lola ya no está. Se murió hace menos de un año y hoy me acompaña una cajita de madera con 4 letras: L,O,L, A. Me quedan los recuerdos pero de 35 cosas, hoy puedo hacer 34.

Mientras escribo esto estoy sentada en un paraíso tropical, con 2 perros prestados: Tosca y Leo. Estoy en familia, rodeada de atardeceres dignos de documentar diario. Si no hubiera decidido dejar mi trabajo estaría sentada en la oficina contando los minutos, esperando a que pasaran en vez de saborearlos y desear que el tiempo se parara aunque sea un par de minutos para revivir la perfección del momento presente.

Hoy, a 3 días de mi cumpleaños me emociono de estar viva y sobre todo de estar viviendo. Mi futuro es completamente incierto pero ¿qué no lo es el de todos?

 

Saludos cumpleañeros,

La Citadina (en el campo).

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