Las francesas no engordan

En el fondo se termina de escuchar el noticiero en francés de TV5, el ambiente perfecto para terminar de leer un libro que me cautivó durante las últimas dos semanas de Marzo. Lo leí lento pero segura de estar absorbiendo la información peu a peu (poco a poco) y sin darme cuenta empecé a aplicar sus principios. El libro se llama “Las francesas no engordan” y a través de sus páginas la autora Mireille Guiliano (una francesa que reside en Nueva York) nos cuenta de forma sencilla cómo se conforman los hábitos de las francesas que parecen conservar sus cuerpos ideales comiendo lo que quieren y sin hacer ejercicio. Definitivamente les recomiendo el libro si quieren aprender unos tips (diferentes a lo que siempre escuchamos) para conservar su peso ideal sin volverse locas y sobre todo para encontrar una nueva filosofía mucho más sana sobre la comida. Además de que entre páginas se encontrarán con muchas recetas sencillas, 100% francesas y apetitosas.

Para las no tan lectoras aquí unos puntos que me parecieron relevantes para cambiar un poco la perspectiva con sus hábitos de salud:

  • Lleva un diario de comida: La autora propone en un principio registrar durante 3 semanas todo lo que comen. Lo empecé a hacer y fue sorprendente lo que descubrí. Se los recomiendo como un ejercicio de concientización, un método infalible para conocerse mejor y ver áreas de oportunidad y mejora en su dieta. La autora es fiel a que con pequeños cambios en nuestra dieta podemos recibir grandes recompensas.
  • El ritual del buen comer: Por otro lado, nos habla de la importancia de hacer un ritual a la hora ingerir alimentos. Nunca comer viendo la tele, parada o con prisa. Simplemente comer. Me sorprendí muchísimo cuando hice esto ya que normalmente como viendo algún programa o leyendo. Lo que pasa cuando estamos haciendo otra cosa es que no nos concentramos en el sabor ni en la cantidad de lo que estamos comiendo, lo hacemos por inercia. Al empezar a comer (sin hacer otra cosa) me di cuenta de que muchas veces como cosas que no me gustan y proporciones más grandes.
  • Agua: Podremos estar cansadas (por lo menos yo) de escuchar por todos lados la importancia de tomar agua. Esta autora nos lo reitera y ofrece muchos datos curiosos sobre el agua. Recordemos que muchas veces la sensación de hambre en realidad es de sed. Así que antes de que te eches esa botanita tómate un gran vaso de agua y espera.
  • Mange ta soupe (cómete tu sopa): Nos explica cómo las sopas pueden ser nuestro mejor aliado a la hora de comer ya que nos ayudan a sentirnos satisfechas más rápido. Empieza a incluir una sopa a la hora de la comida y la cena y registra cómo empiezan a disminuir las cantidades de todo lo demás que comes.
  • Vino y champaña: Como buena francesa nos hace hincapié en la importancia del vino para acompañar la comida. Nos explica que éste tiene la función de estimular y sensibilizar nuestras papilas gustativas para disfrutar mucho más lo que estamos comiendo y contribuir al ritual del buen comer. Todo con medida por supuesto, máximo 2 copas de vino por comida. Nos sugiere la champaña como aperitivo y para todos los días. Como decía Marlene Dietrich “La champaña da la sensación de que todos los días son Domingo”.
  • Las francesas saben escoger sus batallas: Sobre todo cuando se trata de algo tan primordial para ellas como el pan y el chocolate. No engordan porque saben escoger cuándo comerlo y que valga la pena. Cuentan sus rebanadas de pan y las disfrutan. Nos regala recetas para hacer pan y hasta nos convence de que no es tan difícil [Bucket list 2015: Hacer una baguette].
  • Las francesas sólo comen lo que les gusta: Es curioso pero desde que empecé a leer el libro me volví mucho más exigente con la comida. Si algo no me gusta no me lo como y ya. Pero si tengo antojo de un chocolate busco uno bueno y lo disfruto com-ple-ti-to. Sin culpa.
  • La variedad: Nos explica como cuando comemos lo mismo muy seguido dejamos de sentirnos satisfechos y empezamos a comer más. La variedad está en sabores y colores así que la tarea es ponernos creativas y no permitir aburrirnos con la comida.
  • Las porciones: A las francesas les encanta comer de todo. El truco está en las porciones. Ahora entendemos porqué una buena comida francesa está conformada por tantos tiempos. Nos explica que si estamos demasiado satisfechos como para no llegar al postre, no lo estamos haciendo bien. El arte de comer bien según este libro debe incluir el postre [¿Qué tipa no? Para este punto de mi lectura decidí que definitivamente iba a seguir sus sabios consejos].
  • Sube escaleras: La autora nos convence de que subir escaleras es el mejor ejercicio, al igual que caminar. Hasta presume que varias veces a la semana sube los 15 pisos para llegar a su oficina. Si no estás convencida aún, te recuerda que dormir consume 60 calorías por hora, nadar 430 y subir escaleras 1,100. La próxima vez que te vayas a subir a ese elevador piénsalo dos veces.
  • Duerme bien: Me sorprendió encontrar por segunda vez en tan poco tiempo la relación del peso con nuestras horas dedicadas al sueño. Si quieres saber más sobre los beneficios del buen dormir échale un vistazo a  https://lacitadina.wordpress.com/2015/03/11/lo-que-le-pasa-a-nuestro-cuerpo-cuando-nos-desvelamos/
  • No dejes que te de hambre: Cuando nos da hambre tomamos malas decisiones. Me sorprendí la cantidad de veces en el día que me da hambre. La mayor parte del tiempo es entre comidas y sucumbo a botanitas [no tan amiguitas] y de ahí provienen la mayoría de mis pecados. La autora sugiere que comamos 3 veces al día bien servido.
  • Cambios simbólicos tienen un gran impacto a la larga: Subir esas escaleras, caminar a la tienda, esa rebanada de pan que te ahorraste, todo te ayuda. No subestimes los pequeños cambios. Son los que no sufrimos y hacen que el proceso de llegar y mantener nuestro peso ideal sea sencillo y nada tortuoso.
  • La mente de la mujer francesa es la mayor clave para no engordar: Ellas no se castigan por comer algo que les gusta, al contrario, lo disfrutan. El arte y el placer del buen vivir es una filosofía de vida para ellas y la comida por supuesto que es un placer. Cambiar nuestra perspectiva negativa por una positiva de lo que nos comemos nos lleva a cambios absolutamente positivos. No te castigues a la próxima que te vayas por un helado de Häagen-Dazs, sólo mide tu porción, la frecuencia con la que lo haces y disfrútalo hasta la última cucharada.

Y aquí un par de puntos bonus para ser un poco más como las sofisticadas francesas:

  • Postura: Las mujeres francesas aprenden a levantar el mentón y mantener una buena postura siempre (como si un hilo te jalara desde la cabeza). Uno de sus mejores trucos para verse bien hasta en sudadera.
  • Usa lentes de sol: Evita las arrugas, el botox y como dice la autora… agrega un poco de ese misterio que tienen siempre las francesas.

Si algo me enseñó este libro es la importancia de disfrutar la comida y dejar de satanizarla. El truco está en conocer lo que nos gusta, tomar buenas decisiones y sobre todo de aprender a disfrutar.

Como nos diría la autora de este gran libro…¡Bon courage, bonne chance y bon appétit!

Captura de pantalla 2015-04-04 a la(s) 16.50.39

La Citadina.

Deja un comentario